Entré a tu laberinto, y entre los rizos de las calles, encontré golpes de tus pasos, marcas, pedazos de infancia, miedos, traumas…
Vi un papel y en una esquina me senté a leer. Decía que me querías y lo ignore. Trate de salir, corrí, corrí hasta que choqué con una pared, di la vuelta, vi tus manos y llore… como lo hacen los estúpidos que aman. Grité que no eres nada, que no me importas... Grité hasta que caí. Tus ojos se clavaron en mí.
-Estúpida!!!
-Al menos eso lo creí.
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Me confundiste, me transmitiste tus debilidades, te escondiste, te busque, te fuiste, te quise sin querer y cuando me di cuenta ya estaba rota. Gracias por eso.
lunes, noviembre 08, 2004
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