Por un momento memoricé el olor de las flores, un segundo después lo olvidé al saberme ciego.
Tras subir mil escaleras, tropecé. Quise abrir los ojos.
Y mi musa en un vestido azul, huyó llena de lágrimas, quise leer.
Sus pies eran caricias a mis labios, sus manos placer a mi piel y por sus gritos supe que tocaba, lo que yo ya no sentía. Y quise verla tantas veces, sabiéndola bella, perfecta en mi oscuridad.
Ahora veo, que no puedo tocar, mis letras se perdieron, mi voz se desnudó, no siento mas que dolor y la radiante luna llena, se ocultó en un inmenso cielo gris.
No, no quiero ver...
martes, febrero 08, 2005
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