Hoy me siento dueña de una voz sin voz. Le grité a un grande-una vez más- y no escuchó.
Siento un dolor exotico, un dolor indoloro pero incómodo...
Hoy no voy a persistir como en alguna ocasión pasada, talvez comience a pensar que era sordo aquel gigante. Porque si sigo gritando y quedo disfónica, se perderia un poco de mi.
Hoy no grito más, prefiero dormir temprano.
jueves, mayo 26, 2005
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