Deje el café a la mitad, decidí salir y apostarme al número con el que tropezó mi mente en una clase de apreciación musical.
Resultó, sin desistir ante las puertas cerradas, mi número fue el ganador. Por eso no estuve unos días pero ya saben lo del hijo prodigo que vuelve a casa....
Las cosas estan bien, con adornos sobre cajas que ansío destapar
Aquí de nuevo, muy de vuelta para terminar mi café
Les invito a unas galletas, hechas por mi
martes, enero 24, 2006
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